Jane E. Brody / The New York Times

Muchas mujeres conscientes de la moda calzan tacones altos para lucir las piernas. Pero la verdad, dada la incidencia sumamente alta de esguinces de tobillo, probablemente estaríamos en mejor condición si tuviéramos nuestros tobillos fueran como los de un elefante.

Cada día en Estados Unidos alrededor de 28.000 personas se tuercen el tobillo. Con demasiada frecuencia la lesión es descartada como tan solo una torcedura, sin tratamiento específico y un regreso a la actividad plena antes de que haya sanado totalmente. Hasta el 45% de las lesiones atléticas son esguinces de tobillo, y los jugadores a menudo regresan al juego con poco o ningún tratamiento tan pronto como baja el dolor.

De hecho, según el Consorcio Internacional del Tobillo, grupo global de investigadores y clínicos que estudian lesiones de tobillo, el 55% de las personas que se tuercen el tobillo nunca busca tratamiento profesional.

No obstante, la mayoría de los esguinces está condenada a resurgir. Eso se debe a que resultan a menudo en una articulación crónicamente inestable que tiende a ceder, equilibrio deficiente, paso distorsionado, dificultad para ejercitarse, aumento de peso, calidad de vida disminuida y artritis en etapas tempranas. Eso sin mencionar el gasto de lidiar con problemas de salud que pueden resultar a causa de tener sobrepeso y llevar una vida sedentaria.

Prevención

¿Le parece temible? Así debería ser, dice Phillip A. Gribble, entrenador atlético de la Universidad de Kentucky y codirector del Consorcio Internacional del Tobillo, quien espera que conocer las consecuencias potenciales de lesiones del tobillo impulse a más personas a tratarlas con seriedad y buscar tratamiento apropiado. Incluso mejor, dijo, sería que más gente, para empezar, tomara medidas para prevenir lesiones. Y eso, damas, pudiera incluir dejar esos tacones de aguja en la tienda.

Gribble fue uno de los varios expertos que presentaron hace poco la información técnica más reciente sobre esguinces de tobillo en la reunión de la Asociación Nacional de Entrenadores de Atletismo, en Baltimore. En un estudio de 3.526 adultos que respondieron a un cuestionario, más de la mitad dijo que había sufrido anteriormente un esguince de tobillo. Aquellos que se habían lastimado el tobillo tendían a pesar más, presentaban mayores limitaciones para las actividades diarias y tenían mayores probabilidades de sufrir problemas cardiovasculares o respiratorios que aquellos que seguían exentos de lesiones.

Si bien los esguinces de tobillo son más comunes entre personas físicamente activas, particularmente jugadores profesionales y amateurs del deporte y del baile, la población general difícilmente es inmune. La lesión puede resultar de caminar sobre una superficie desigual (particularmente cuando se lleva tacos altos o zapatos con plataforma), un mal paso en la calle o en las escaleras, ser jalado erráticamente por un perro con su correa e incluso, jugar un poco en el patio con niños o amigos.

No hace falta mucho. Ya sé: varios años atrás, sufrí dos fuertes torceduras, una cuando pisé una vara mientras podaba un arbusto y la otra cuando no vi el último escalón al salir de un avión en la oscuridad. Actualmente soy en verdad cuidadosa con respecto a dónde camino y lo que le pongo a mis pies, particularmente cuando salgo a caminar al bosque (las botas son de rigor).

Alcance de la lesión

La mayoría de las torceduras resultan cuando el pie cede abruptamente bajo la pierna de forma que la planta del pie da a la pierna opuesta, extendiendo indebidamente el ligamento del lado externo del tobillo. El alcance de la lesión puede variar, yendo desde una torcedura menor hasta un desgarre total. El tiempo que llevará sanarse y el grado de sanación también es variable.

En un informe a la convención atlética de entrenadores se dio cuenta de que 12 estudiantes universitarios que habían sufrido esguince de tobillo aún tenían un ligamento sobre extendido que no había sanado totalmente un año después de la lesión, lo cual puede explicar el alto porcentaje de pacientes que desarrolla inestabilidad crónica del tobillo, dijo Tricia Hubbard-Turner, de la Universidad de Carolina del Norte.

Aun cuando menos de la mitad de las torceduras recibe atención médica la lesión es tan común (se estima que hay 2,06 esguinces por cada 1.000 personas al año) que es la principal lesión de extremidades inferiores que resulta en una visita a la sala de emergencia, de acuerdo con los datos del Sistema Nacional de Supervisión Electrónica de Lesiones.

Ejercicios

Como con cualquier lesión, es mejor prevenir los esguinces de tobillo. Uno de los mejores enfoques consiste en mejorar el propio equilibrio con ejercicios que entrenan al cuerpo a mantenerse erguido y mantener el control en todo tipo de posiciones. Gribble recomienda pasar tiempo parado en un pie, al principio sobre una superficie firme, después con los ojos cerrados, más tarde sobre una superficie suave como una almohada. Como uno de los desafíos finales, practicar mantener el balance sobre una tabla de equilibrio.

Los músculos alrededor del tobillo pueden fortalecerse envolviendo una toalla alrededor del pie para que haga resistencia, subiendo después el pie, abajo, adentro y afuera. Hacer ejercicios de estiramiento que incrementan la flexibilidad de las piernas, cadera y torso para protegerse de algún movimiento torpe que no haya anticipado.

Cuando participe en deportes como básquet, fútbol o tenis - que tienen que ver con saltos o cambios rápidos de dirección que pueden poner en riesgo a los tobillos - considere ponerse cinta o refuerzo para los tobillos a fin de incrementar su estabilidad.

Finalmente, evite ser un guerrero de fin de semana que se complace en un deporte a toda velocidad, sin preparación apropiada. Vaya aumentando gradualmente, practique las habilidades involucradas y asegúrese de mantener fuertes los músculos necesarios.

Si terminara con una torcedura de tobillo, evite el consejo demasiado común del hombre lego de “camina para que se quite”. Cuando menos, deje el juego o lo que sea que estuviera haciendo y evite cargarle peso a ese pie, para darle un descanso apropiado a la articulación lesionada.

Si usted efectivamente sufre un esguince de tobillo, aplique hielo envuelto en un trapo durante 15 o 20 minutos cada dos o tres horas durante dos días, después una vez al día hasta que desaparezcan el dolor y la inflamación. Siéntese o acuéstese tanto como sea posible con el tobillo torcido más arriba de la cadera. A fin de reducir al mínimo la inflamación, envuelva el tobillo en un vendaje elástico, empezando por los dedos de los pies y subiendo por la pierna.

Consulta médica

Considere seriamente una consulta médica, particularmente si persiste el dolor y la inflamación durante más de unos pocos días. Aunque no se necesite una radiografía o una resonancia magnética para hacer un diagnóstico preciso, la lesión pudiera ser más seria que un simple esguince. Pregunte sobre terapia física, que puede fortalecer la articulación y contribuir a prevenir una lesión recurrente.

Sin embargo, lo más importante de todo: no se apresure a volver a la actividad antes de haber sanado y de que se haya restablecido el rango normal de movimiento, exento de dolor. Lesionarse de nuevo el tobillo puede resultar en dolor permanente y discapacidad, así como las consecuencias de salud arriba mencionadas.